domingo, 5 de junio de 2011

CUANDO SONARON LOS RANGERS

ALCALÁ DE LOS GAZULES EN EL PROGRAMA DE CANAL SUR DIEZ RAZONES



Dos momentos de mi intervención en el programa.

Mi felicitación a  todas las personas que han intervenido en el programa DIEZ RAZONES (Canal Sur). Sin duda es una manera de fomentar la cultura de Alcalá de los Gazules. Aunque el espacio disponible haya sido muy limitado y sobre todo porque quedaron  muchos más alicientes que mostrar. El Picacho,un ejemplo. Por la parte que me toca, dentro del estrecho margen de tiempo,procure a grandes rasgos  enseñar los exvotos del santuario. Sin duda  muy desconocidos (he recibido muchos mensajes de gente sorprendida que desconocían que tuviéramos tan importante colección de cuadros votivos). Creo que a quien corresponda en un futuro inmediato se deben promocionar.Sin duda es un importante atractivo cultural. No solo para ser contemplados sino para ser estudiados con detenimiento. Se trata de una radiografía  no solamente de la memoria espiritual sino de los usos y costumbres de un pueblo a través  del tiempo. Un gran filón para la antropología cultural.










LIBRO SOBRE LOS RANGERS




ESTAMOS recopilando datos y fotos sobre el inolvidable grupo muy entroncado en la mitología alcalaína. Así que desde aquí hago un llamamiento especial a todos los que quieran colaborar. El periodo abarca la década de los 60. No importa  la temática tanto en las fotos como en el texto. Con lo cual el libro se verá más completo, participativo e ilustrado. Así que os espero siempre para aportar cosas interesantes para iluminar de la mejor manera,éste retrato de una época fascinande que tuvo también un especial reflejo en Alcalá de los Gazules. Estamos recibiendo muchas fotos y referencias de grandes amigos y testigos directos de aquellos tiempos prodigiosos que tanto marcaron la Historia. la obra se titulará Cuando sonaron Los Rangers.

EL OJO EN LA MIRADA

LOS RANGERS, POR LOS RITMOS DEL TIEMPO ( 1)

Jesús Cuesta Arana

En cualquier pueblo, en cualquier lugar por pocos habitantes que sumara, brotaba un conjunto musical como el verdín en la humedad. “La juventud está muy adelantada con tanto modernismo”, decía la gente con muchas fechas acumuladas. Un auténtico fenómeno para solaz de los sociólogos y otros estudiosos. Una epidemia inabarcable. De modo que en Alcalá de los Gazules también por mor de cuatros muchachos, se presenció también el sonido o los sonidos de una época marcadores del ritmo de los nuevos tiempos. Corría el año 1968, aquella noche en las pantallas del cine al aire libre Avenida, en vez del chorro de luz proyectar sobre la pantalla Frankenstein, Cuando ruge la marabunta, Yo quiero ser matador, en un pequeño escenario actúan The Ranger ´s Black ( El nombre estaba acorde con la época de inglés macarrónico para dar y tomar, poco importaba que el adjetivo fuera detrás o delante. Pecata minuta cuando los grupos entonaban en inglés canciones ininteligibles, en un idioma nuevo e improvisado ad hoc. “Yu gar meri beibi sand wi el litel mi, Yu gar meri beibi” A ver quien coño entendía ésto. El grupo lo formaban Manolo Caro, Juanito Ulloa, Carlos el Canario, Pepe Romero y Manolo Lazarich de organista eventual ( A última hora se incorpora Matias Muñiz, como bajista. Luego en Cataluña forma parte de Los Desafios, un excelente grupo rumbero) Llega la actuación apoteósica del cine Andalucía un 9 de noviembre de 1968. Reza el cartel: Beli (Viaga), “genial intérprete de la canción moderna”. Atienza I y Atienza II y Niño del Rocinejo (Al cante): Ani, “estrella de la canción moderna”. Conchi que interpretará unas bonitas cumbias”. Cuqui, “Humorista de primera fila”. Los Diamantes (que eran de Medina),”conjunto músico vocal con gran estilo y personalidad”. Y como broche de oro del espectáculo la actuación de The Ranger´s Black, presentando su nuevo instrumental”. Decorados: J Cuesta. Propaganda R. Rodrígues.Orquestación: Los Rangers. Organización:Manolo caro. Iluminación: P Reviriego. Esto último, más para rellenar el cartel con los amigos que otra cosa. Pusieron el no hay entradas. Apoteosis. El público entusiasmado. ¡Otra! ¡ Otra!... Tanto esfuerzo en el boquete de las papa fritas ha tenido reconocimiento. El lugar de ensayo era un cuartichín de papas, chucherías y bebidas, con olor a aceite requemado, donde se cabía a lo justo; uno más y ya no entraba. En la puerta, el que escribe, había trazado con pintura Titanlux la figura de una chica minifaldera en una hoja y en la otra con letras de fuerte influjo sicodélico se leía el nombre del grupo. Casi al mismo tiempo que el sol fue despintado aquella pintura colorinera se fueron marchitando también Los Rangers. Lo más toscos protestaban: “Ya están los chalados con el musiqueo”. Pero aquella experiencia juvenil formó por un tiempo parte del aire y del paisaje del pueblo como los naranjos del paseo. Tirando del hilo vamos al principio de la historia o de la prehistoria, según se mire. Al alborear la decáda de los prodigios –entre los años 61-62–, se forma el grupo originario, en la nebulosa, formado por Santiago Romero (armónica). Manolo Caro y Juan Ulloa (guitarras) que prenden la mecha. Ya no hay vuelta atrás Una guitarra Hofner y amplificador de 12 vatios –incluso con efecto vibrator que era lo mas in del momento–. Poco despliegue técnico pero más grande era la ilusión. Entra en escena un personaje auténticamente genial, lo más parecido al profesor Franz de Copenhague el de los grandes inventos del TBO: Pepe Cobos. Con un viejo aparato Iberia y cuatro cables ingenia todo un centro emisor de radio. La emisora se oía en todo el pueblo y parte del contorno. Lo mismo se escuchaba a La Paquera de Jerez que Bill Halley, que Juanito Valderrama que Elvis Presley en discos de vinilo. Y los antológicos y divertidos anuncios de Agustín Marchante: “Señora dale usted al niño / Cola Cao por la mañana / Cola Cao al mediodía / Cola Cao por la noche/ y por la mañana/ amanecerá cagao. (Con la sintonía claro del anuncio cantado por Machín. “Yo soy aquel negrito del África tropical..”). Pues bien, el maestro Cobos ingenia una pastilla magnética para acoplar a la guitarra; cambia las cuerdas por otra metálica y repintadas por Juan Vargas que ejercía como carpintero meritorio de la banda.
Todavía muchos recuerdas –y el que suscribe en especial– al pasar por la Alameda, tanto en el sopor del verano como en el birují del invierno, el sonido vacilante y repetitivo de las primeras guitarras eléctricas que sonaban en el pueblo, que se fugaban por un balcón hacia la calle: Johny Guitar, Apache, Limosna de amores, Jinetes en la tormenta... Eran las primeras respiraciones musicales de Los Rangers. Aquellos ensayos alegraban la atmósfera del pueblo como un pregón anunciador de los nuevos tiempos. Por este tiempo el conjunto contaba con la valiosa aportación de Paco Álvarez Mateos, (de viva memoria), seminarista de sotana y beca roja, que también sentía devoción por la música. Llegaron a formar rondallas y salían por la noche –a partir de la hora bruja– a dar serenatas y requiebros a las chavalas. Falta el pionero de la batería ¿Quién? Ya está: Juan Romero, el de las papas fritas, ya cuajado en años y fechas;pero de espíritu fresco, que en su mocedad –o cuando era más joven según le gustaba decir– fue miembro fundador de la Orquestina Alcalaína, con Paco Puelles, Manolichi (ocasional) y Andrés Guerra. La batería de Juan, se remontaba a los tiempos de jazz-band (años 30). Bombo de timbales pequeños, caja, dos platos y el chaston. La orquestina con su encantador sabor retro actuaban en la Cervecería, en la Alameda, regentada por entonces por Tomás Ríos, tío de Manolo Caro. Montaban escenario sobre dos mesas de billar. Aquí viene lo grande: Manolo descubre allí un gran hallazgo, que ni lord Carnavon con Tutankamón: un organillo de manubrio, de esos castizo de Madrid. Se queda el niño prendado con tan mágico artilugio. Venga vueltas y vueltas a la manivela y venga y venga a girar una y otra vez aquel mundillo sonoro hasta que el cilindro se desgastó y quedó mudo para siempre. Pero la fantasía y la vocación por la música se le despertó ya para siempre a aquel niño rubio ángel, despabilado, y de grandes gafotas para siempre. Y hasta hoy.







Los Rangers seguían, cabalgaban imparables como los Jinetes en la tormenta. Por breve tiempo se incorpora al grupo Beli Viaga, –voz dulce entre Gelu y Karina– con su Chica ye-ye. Y Anita Jesús Ulloa mas en la textura rítmica. (Me recuerdo, cantando a dúo con Rocío Ulloa Anouska de los Pasos. También,aunque uno cantara malamente, no se me decolora de la mente a dueto con Manolo Caro con If I needed Someone de los Beatles. La osadía de la poca edad). Recordar también a Diego Lozano Casas, con su melódica (mitad viento, mitad teclado), que alguna vez tocó con el grupo su tema más logrado la Yenka, tan a modo que todo el mundo lo sabía bailar: “Izquierda, izquierda/derecha, derecha, /adelante, atrás / un, dos tres”.

Cuando se consolidad Los Rangers –en su bautismo más popular–, corre un año mítico por el mundo:1968. Pasaron muchas cosas cruciales en breve espacio de tiempo. La llamada aceleración de la historia iba tan a la bulla que le tomaban la vez a los cohetes que iban a la Luna. Amstrong graba la primera huella en la arena lunar. Se sabía todo pronto por el poder de los mass media. Lo de la aldea global pintaba ya una realidad. Los primeros asesinatos de Eta. Franco y sus huestes se echan a temblar por la revuelta en Francia de estudiantes y obreros (mayo francés). También se revuelven contra el sistema capitalista Praga y Méjico. No era la cosa golondrina sola de verano. Dos iconos americanos Bob Kennedy y Martin Luthe King, ( el adalid del Black Power), son asesinados. Mientras que la música de lo popular abría brecha a lo comercial. Con nuevas modas y nuevos modos para deleites de melómanos entendidos y snobs que también proliferaban. Más que ser modernos había que estar modernos por aquello de la socorrida apariencia en unos tiempos de mucho frenesí. (Continuará...)


                                                      ( Obra de Jesús Cuesta Arana)




EL OJO EN LA MIRADA


LOS RANGERS, POR LOS RITMOS DEL TIEMPO ( y 2)

Jesús Cuesta Arana


Se produjo en España el el primer trasplante de corazón dirigido por el yerno de Franco. Fracaso total. Rodríguez de la Fuente con sus lobos y otras especies. Valerio Lazarov incorporó el zoom una novedad a la televisión. Irrumpió la FM en la radio. Massiel gana Eurovisión con la canción La, la, la ( con la espantá de Serrat que quería cantarla en catalán. España seguía siendo “una unidad de destino en lo universal”. No estaba el asunto para separatismos aunque fueran lingüísticos). Estallido de la música pop con su lista de ventas: Tom Jones (Dalilah); Pic-Nic (Cállate niña); Los Canarios (Get on yor knes o Ponte de rodillas); Clif Richard (Congratulation);Mary Hopkins ( Those where the days); Richar Antony (Aranjuez mon amour); Pop Tops ( Oh lord why lord)... Corrían tiempos de iconografías: pósters o afiches por doquier de ídolos. El fenómeno fans se agigantó. De niños pijos a contestatarios. Olor a colonia y a pachuli. De tabaco americano y porro de Ketama. De cubalibres y gin tonic a discreción. De la falda de tablas monjil a la escueta minifalda. De la camisa Terlenka a la de floripondios. De pantalones acampanados. ¡Una modernura! En esto llegaron o brotaron Los Rangers en Alcalá de los Gazules. Donde se estaba acostumbrado a otro tipo de rancheros. Cuatro chavales se subieron al carro sonoro de los tiempos. Era como una suerte de Beatles alcalaínos. Más que alegrar al pueblo con su música y desenfado le dieron marcha a toda una época ansiosa de frescura, de nuevos vientos y sensaciones. En abierto regateo con la moralina e hipocresía que nunca acababa de trasponer. Recorrieron desde Cádiz hasta muchos pueblos en conciertos y ferias. He aquí a los entrañables Rangers en cuatro retratos al minuto enfocados siempre desde el presente histórico:

Manolo Caro Ríos, (Kike por un tiempo), carácter, talento y sensibilidad a raudales. Con todas las cartas de ser un niño prodigio. De rara facilidad para la música. Si otea por encima de las gafas es que algo desentona a su alrededor. Y suele exclamar: “¡Qué mogollón!”. De mirada clara. Para él lo fácil es lo difícil y lo difícil lo fácil. Más que hablador es la campana de Toledo de sentencioso. Tiene que aprender a ser hombre rápido o a oficiar pronto en la vida. Uno y mil empeños –desde la flamante edad desde tabernero a representante de máquinas de coser. Y lo mismo te vende a buen ritmo una lata de Abricome ( comida preparada, el ready food tan en voga) que una caja de cerveza. También regenta frutería, ,donde escribe novelas del oeste, hasta desembocar en la dirección de un banco y hasta ahí. Pero eso si: la música nunca se le despega del alma y de los cueros. Un buen tipo con las rarezas e impronta de los genios. Es refractario a todo lo que huela a trompetero. Las pocas veces que se jacta de su obra lo reserva para los amigos íntimos. En público no le gusta que le echen flores. Nunca alberga muñecos en la cabeza. Los suyo es la música y vivir. O amar y vivir como en la canción de Machín. Enciclopédico. Un hombre orquesta. Lo mismo en la percusión, en la cuerda que en el viento que en el teclado. Auténtico hasta en las cosas más triviales.

Juan Rodríguez González o Juanito Ulloa para más señas. Grandón y calmo como él solo; pero con mucha veta de temperamento y coraje por dentro. Sin dobleces, las cosas en la cara y si hay que soltar alguna fresca se suelta. Que le den por allí a la falsería. Desde niño se mueve con enorme facilidad entre las cuerdas de una guitarra. Todavía sigue ahí pegado a la guitarra de madera o eléctrica como un apéndice imposible de prescindir. Más que cantar atesora un oído prodigioso. Cualquier nota volandera la percibe al momento. Casa bien el compás con el temple. La música ante todo es tempo y cadencia. Fiel así mismo y por ende a los amigos de verdad. El buen sonido figura para él una razón de ser y estar. La música como espejo donde reflejar más el alma que la cara. Todavía goza punteando las cuerdas de la guitarra con sus genuinas morisquetas que vienen del sentimiento. Esforzando el gesto como el torero que quiere profundizar en el lance. ( En un tiempo es maletilla breve). Natural como el agua clara, sin aristas. Disciplinado con su buen toque de bohemia aristocrática. Siempre abierto al buen rollo y de risa pronta. Hombre en y de empresa. Pero siempre con un oído presto al último acorde. La armonía forma parte siempre o ilumina su paisaje interior. Por el recorrido de su mapa sentimental siempre encontrarás una guitarra. Un gran talento con capacidad excepcional.

Carlos Sánchez Ortega, jovial, de mirada cielomar; la sonrisa diligente. Ligón. El “terror de las niñas”. Canario (de Canarias). Torna pronto el aire de las islas por el levante alcalaíno. Es la voz del grupo. A veces a dúo con Manolo. O a trío con Juan. Un todoterreno con mucha facilidad tanto para la melodía más romántica, el ritmo beat, el rock, el twist o la pachanga, el pasodoble, el bolero o la rumba si es menester y cuadre. Llega que ni pintado al grupo, tanto por sus excelentes maneras musicales como por su carácter bonachón y siempre dispuesto. Suele exclamar cuanto está contento: “¡Bámbole!”. Genial cuanto canta aquello: “El batería de Rollings Stones/ se nos acaba de casar / y su señora doña Clif Richard/ junto a los Ranger va a cantar/ También a la madre /también al niño / la ciencia canta esta canción: Mamanma ui,mamanma ui, mamanami ui, ma ui”. Permuta, en graciosa pirueta , el nombre del cantante inglés por algún amigo a la vista: “ Y su señora doña Jesusa junto a....”. Después de muchas fechas por medio, el que escribe se encuentra a Carlos el Canario en Alcalá. Tan divino como siempre. La mirada y la sonrisa intacta. Con sus buenas vibraciones intocables. No tarda –claro– en abrir el álbum de los recuerdos. El paisaje de fondo marca su punto emocionado. Como los demás Rangers sigue con la fantasía de la música. Y cada día se alarga más en su ilusión. Entiende y siente la música siempre desde sus altos vuelos. Único.

Sigo escribiendo en presente con Pepe Romero Lozano –Pepillo compañero del alma ,compañero–: gracioso en el buen sentido de la palabra. Ocurrente. Ingenioso. Trás unas gafas oscuras se adivinan unos ojos chispeantes a todas horas. Se le trasmina, como el agua en los cántaros frescos, el contento a través de la piel. Divertido porque es divertido. La madre María lo modela así en el vientre. Es el batería talento heredado de su padre; aunque le cuesta al principio coger el compás, pronto se hace notar y le da con enjundia a la percusión con lo que caiga ¡Lento o rápido que aquí está el tío! Con las baquetas en la mano no hay quien le diga échate pa allá. Magnífico. También tiene mucho registro en el silbido. Junto con Carlos imitan el rebuzno de un borrico. Uno pone el soniquete y el otro el silbido con tanta destreza y primor que soliviantan a los asnos de verdad. Está siempre al quite para rimar las palabras con toque verderón, si alguien pronuncia olla, salta como un rehilete: ¡ Premio! O palmicha o madroño, zancajo; ocho, rincones, camino... Todo un diccionario premiado. Emplea también una tarandilla que repite, cuando la cosa se agua o se pone fea: “A final se murió ella”. Después de tanto vino y rosas y alegría de vivir, una noche de las más frías de invierno que se pueda imaginar, Pepillo cae al vacío mortalmente. A muy pocos metros de altura es verdad pero suficiente. Es su sino. La última sonrisa y redoblar de batería. Casa bien la chispa con la bondad. Y disposición. Su ritmo: la vida.

Los Rangers, no remotan el vuelo a la fama. Tampoco se lo proponen. Con ponerle ritmo y alegría a unos tiempos desentonados ya están bien pagados ¿Qué precio tiene contagiar la ilusión? “¡One, two, three, four...!” Pronto empezarán a sonar otra vez The Ranger´s Black por el eco del tiempo. Ya se están ensayando y otra vez partirán el aire con su ritmo nunca apagado los dulces pájaros de juventud. Mientras tanto los relojes blandos de Dalí siguen persistiendo en la memoria. Y la hora de aquella libertad con música y muchos vientos vividos siempre está presta a sonar...



































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