ACTO PRESENTACION EN TRIANA DE UN NUEVO LIBRO SOBRE JUAN BELMONTE DE ANTONIO MURCIANO
Fotos de Paco Solis
Jesús Cuesta Arana interviene recitando su poema Y se fue Juan desde Nimes a Sevilla...
Y
SE FUE JUAN DESDE NIMES A SEVILLA ...
DEDICATORIA:
A la
memoria siempre soleada Rafael Belmonte Carcía, eterno compañero
mío en una misma fe cantaora y torera, que siempre tenía orgullosa
el alma de ser el hermano pequeño de Juan.
Llevaba
el paso largo
el
mentón por delante de la verticalidad
la
mirada a la rosa de los vientos.
Debajo
de la crespa montera
anidaba
ya
el
tartamudo sino
hacia
la meta por donde cruza el abismo.
Por
las arenas de Nimes
un
hombre verdoso renace de luces
a
la negra sombra
o
al retorno del toro interior.
Echó
Juan las bridas
quien
sabe si al belfo de su propio centauro.
Entre
un grito de metal y barro
se
fue desde el Anfiteatro a Triana
para
recalar a su placita de niño: Plaza del Altozano.
Desde
Nimes a Sevilla
dos
círculos se abrazan
piedra
a piedra
sol
a sol
sombra
a sombra.
arena
a arena
Y
por encima en rompimiento de gloria :
bajan
al ruedo
millares
de toros de bronce
los
toros del plenilunio
los
toros de las Marismas
los
toros de los ojos verdes
los
toros de la memoria.
Otra
vez Juan, en el óvalo del circo romano
abierto
el compás
atrapa
por el mástil a una guitarra lejana.
Por
el chiquero va a salir
de
nuevo
la
primavera en puntas.
Juan
otra vez sin cuerpo
capote,
muleta y espada toma
y
se bebe de un solo trago
el
vino profundo que sabe a cante.
Un
tren de ida y vuelta
de
las Arenas a la Maestranza.
A
esperar que los almanaques rompan
aquel
ocho de abril en Gómez Cardeña.
Un
último toro de juguete
con
pitones de nácar
dejó
correr su pequeña furia
por
la nieblina del alma.
Cuando
las golondrinas
viajaban
sus jazmines
en
una tarde sorda
Juan
hizo lo que pudo.
Con
el sonido de un beso de tormenta
el
viejo torero se fue
solo
solito
sola
la tarde
para
animar su amarilla fábula.
En
el circo de Nimes
arrancó
Juan Belmonte otra vez a la lidia
y
en los campos de Sevilla
hizo
la última faena a la vida.
JESÚS
CUESTA ARANA
Portada del libro
En el salón de actos del Castillo de san Jorge de Triana, tuvo lugar el acto de presentación de un nuevo libro del coloso trianero Juan Belmonte escrito por el insigne poeta arcense Antonio Murciano. Se trata de una obra de doble contenido por una lado se relata una aproximación biográfica del mítico torero,con muchos datos y referencias inéditas y por otro se recopilan poemas de 120 poetas que de todos los tiempos que dedican poemas a Juan Belmonte mirado desde las perspectivas más diversas. desde Gerardo Diego, Manuel Benítez Carrasco, Luis López Anglada, Carlos Murciano, Manuel Martínez Remis, Francisco Montero Galvache, Manuel Rios Ruiz, José Bergamín, Juan José Téllez, Emilio Jiménez Díaz... El recinto se llenó en su totalidad. Se puso "el no hay billetes". Numerosos artistas, escritores, poetas sevillanos se dieron cita en tan impresionante lugar. Entre el público se encontraba Matilde Coral, Pepa Montes, Ricardo Miño, Finito de Triana, Diego Ortega, Diego Mateo el mayoral de Belmonte... Después de de las palabras de Antonio Murciano explicando el contenido y pormenores de la obra, se procedió a la lectura de algunos poetas allí presentes: Pepe Belmonte, Ángel Vela, Rafael de Cózar, Manuel Lozano Hernández, Manolo Garrido el gran poeta y autor de sevillanas célebres como "la del adiós", ¿quien no conoce aquello: "Algo se muere en el alma cuando un amigo se va...",Rosa Díaz, Manuel Senra, y Jesús Cuesta Arana. Una inolvidable velada poética con la poesía más excelente del momento en torno a un torero que amaba los libros. Desde niño Juan Belmonte leía las novelas de aventuras y folletones que llegaban al puesto de quincallería del padre, mas tarde en el esportón de torear nunca faltó un libro para entretener las horas de soledad en los hoteles esperando la corrida, y ya en la ancianidad, hasta su suicidio en G´´omez cardeña, en el campo, mataba las horas -sobre todo en invierno- al amor de la candela. De modo que Juan Belmonte recibió su mejor homenaje en Triana: lectura de poemas dedicados a su figura sin par.
EL
ALCALDE PATERNERO RAMÓN DÁVILA DÍAZ YA ES MEMORIA EN BRONCE
La
escultura en altorrelieve es obra del artista alcalaíno Jesús
Cuesta Arana
Foto de mi amigo-hermano Juan Rodríguez González (Juanito Ulloa) que he recibido con todo el cariño.Él estaba allí el mismo día de la inauguración de éste monumento a tan valiente y entrañable alcalde paternero.
A las seis
de la tarde tuvo lugar el acto de inauguración
del monumento que Paterna de Rivera dedica a unos de los alcaldes
más sobresalientes de la localidad. Ramón Dávila tuvo su mandato
en tiempos de la II República,
destacando por su afán diario de en pro de la libertad y el
mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y lo más
desfavorecidos. Así como el logro importantes infraestructuras para
el municipio. La escultura envuelta en la bandera Andalucía
fue desvelada por el Consejero de
Gobernación Francisco
Menacho, el alcalde Alfonso Caravaca y Ramón Dávila biznieto
del homenajeado. Estaban presente también Juan Gallo,Comisario para
la Memoria Histórica y Alfonso Candón, Diputado Nacional del PP,
Juan Ortuño,Luis Romero Acedo, Francisco Garreras, Gómez Periñán,
Maribel Candón. El Consejero habló de la importancia de éste tipo
de acontecimiento para engrandecer la cultura y el arte de los
pueblos felicitando al autor por tan magnífica obra. El escultor
Jesús Cuesta Arana, explicó los pormenores de la obra. “ A
partir de una foto de carnet,de muy baja calidad, traté de figurar
al personaje, con treinta años menos, utilizando
cálculos y mediciones antropométricas. Con mucho punto de
idealización y respetando el ropaje de la época”, señala el
autor y prosigue: “era un hombre humilde, que supo compaginar
el oficio de zapatero con su pasión por la cultura.
Lector voraz. Su libro de referencia era
el Quijote que tenía en la mesita de noche”. Era íntimo amigo del
periodista paternero y compañero de La Libertaria, Miguel
Pérez
Cordón ( que tienen en Paterna una fuente monumento dedicados a
ellos, obra también de Jesús Cuesta Arana ).
Al acto
concurrieron familiares directos, nietos, biznietos y tataranietos
de Ramón Dávila,
quien no pudieron ocultar la emoción del momento contagiada a los
numerosos asistentes. Se vieron a algunas personas de edad que
llegaron a conocer y a tratar al personaje de cerca, felicitando al
autor por su lograda obra. Todos coincidían en lo mísmo: “Lo
tratamos de cerca y está clavaíto.
Tal como él era, con su mirada y porte serio”. El público
asistente salieron elogiando la escultura al mismo tiempo que
felicitaban al autor, quien abiertamente iba explicando la
gestación de la escultura. Con ésta obra,como caso curioso, son ya
cinco los monumentos realizados por Cuesta Arana en la misma
población.
Acto
seguido en la Casa de la Cultura tuvo lugar una conferencia del
escritor e investigador José Luis Gutiérrez Molina,quien fue
presentado por el alcalde Alfonso Caravaca. El autor hizo un largo
recorrido y analizando el contexto histórico y la linea de
pensamiento de Ramón Dávila y su excelente gestión como alcalde
dentro de una situación política compleja,de grandes
enfrentamientos
ideológicos, lo que no excluyó a llegar a acuerdos puntuales para
salir de situaciones difíciles. Culminó así un acto de justicia y
reconocimiento de Paterna de Rivera a uno de sus hijos más preclaros
que ya es memoria de bronce al aire libre.
Tres generaciones de la familia del alcalde Ramón Dávila
Instantáneas de la Inauguración del monumento que estuvo presidida por el Consejero de Gobernación de la Junta de Andalucía, Francisco Menacho, junto al alcalde de Paterna Alfonso Caravaca, el Diputado Nacional Alfonso Candón u el biznieto del homenajeado Ramón Díaz.
MISCELÁNEA
NUEVO LIBRO CON FONDO Y LATIDO
DE ALCALÁ DE LOS GAZULES
DE ALCALÁ DE LOS GAZULES
PRÓLOGO
Aparte de compartir un paisaje, vivencias comunes, rutas más sublimes y la amistad que no se diluye, a pesar de tanto tiempo de obligada ausencia, alejamiento, –no espiritual–, que viene a ser como la mítica arpa romántica de Bécquer siempre presta a levantarse y andar, quizás por eso: Jorge Romero Vera, aquel niño que fue (en boca de Gabriel Celaya) a gritos me llama hoy con su silencio. De modo, que tanto él como uno mismo, con alguna generación por medio, nos acordamos de lo vivido y el brujuleo de la ceca a la meca. Éramos peritos en todos los vientos y de toda la pajarería del mapamundi del titirimundi alcalaíno.
A Jorge como a todos los niños la fantasía le quemaba a flor de piel. La poca edad le hacía ver siempre en tecnicolor aquélla Alcalá retratada en blanco y negro. La sombra de la posguerra fue larga como tantos días sin pan. La chiquillería vivía en una burbuja, ajenos a la realidad histórica, transformándola en otra mágica realidad y se reinventaba –por mor de la penuria– sus propios juguetes: un tren de hojalata por arte de birlibirloque se convertía en un barco y si se atizaba más la imaginación en un avión. ¿Acaso no se puede recrear el mundo con un papel, un bolígrafo, una pluma o un ordenador? ¿No es esto lo que ha hecho Jorge Romero Vera con éste nuevo libro? La poesía es –o viene a ser– la palabra sentida en alianza con la memoria y la imaginación, en una intransferible interpretación de la naturaleza o en la existencia en toda su magnitud. Lo que se ve o se mira en la vida nunca es comparable con la infinitud
de la mente. Por ende, escribir – es una máxima– es dar forma a lo que uno siente, piensa o imagina. Para ello son necesarios, de acuerdo con Miguel Delibes, tres pilares fundamentales: un ser humano, un escenario y una pasión. Así es.
El contenido de este libro se estructura en dos cuerpos bien diferenciados como lo indica con meridiana claridad su propio título: Mis poesías y las de mi bisabuelo José Vera Fernández. Por un lado, la poesía descriptiva y testimonial, con ribetes de romancero popular del bisabuelo José Vera (1884-1930) y en otro escaño, la poesía intimista y sensitiva del biznieto (1932). Recorrer sus páginas es una delicia porque no solamente refleja lo palpable, lo puramente telúrico, sino que se establece una corriente espiritual. Un libro entreverado de ancestros, de sombras pasadas no solamente de gran valor lírico, sino antropológico en muchas de sus secuencias. Retratos y costumbres con mucho latido y flama interior con el suelo, cielo y entresuelo de Alcalá de los Gazules, en nítido parafraseo de la preciosa observación de Rodríguez Marín.
En éste libro, de doble composición y autoría, se refleja tanto dos épocas, como dos éticas y estéticas distintas. Escrito por dos mentalidades muy distintas en el tiempo y la observación; aunque en el fondo haya mucha afinidad y más si manda la voz y la masa de la sangre. Se mezcla la alegría de vivir, con la lágrima triste o emocionada, la fina ironía con el fogonazo sentimental. En una acertada adaptación del ojo y la mirada lo mismo a la luz que a la sombra. Una gavilla de imágenes más o menos cercanas y un canto general a los sentimientos universales y el vivir cotidiano trazado desde una cosmogonía particular. Un universo mundo de gente sencilla y notoria con sus lances y desencuentros. Personajes aprehendidos en el fuego y norte de la intrahistoria, poniendo especial acento en una memoria colectiva alcalaína con la mirada de dos poetas contemporáneos de la tierra.
El numen poético cíclicamente desciende del parnaso a una pura razón fisiológica. A veces tan vital y perentoria como el agua fresca del cántaro. Eso, si: la poesía debe traspasar siempre el juego de las palabras. El intríngulis está no en el vuelo alicorto, no; sino en la capacidad de remontar y sobrevolar por la profundidad del aire.
La poesía de Jorge Romero Vera, es natural, libre el verso, asonante, sin artificios ni revueltas de huera retórica y pedantes elucubraciones. Se deja arrastrar por el estímulo del momento, soplado a la vez por la esencia y la ambientación. Dominado por ése viento misterioso de la emoción que le alborota y que le anima por dentro como fuente de vida que lo llena todo. Donde manda el corazón siempre habrá arte. Arte para vivir. Arte para sentir.
Este autor alcalaíno, tiene –entre otros muchos– un mérito principal: es capaz de conectar lo mismo la sensualidad, con cierta veta erótica, que con su niño interior nunca perdido. Un vuelo abierto a la pureza de corazón y buenos sentimientos como es marca de la casa. Una sucinta autobiografía íntima en versos como una suerte de muestrario de sensaciones interiores. Transmuta la realidad como expresión sincera con mucha pureza emocional y con una atmósfera límpida e incontaminada de reveladoras claridades. Transparente como el chorro primitivo de la fuente de la Salá, un reloj de agua que todavía marca los trabajos y los días de Alcalá de los Gazules. El paisaje y el escenario del oficio de vivir o convivir con el paisanaje. Personajes de imposible olvido como el Gran Potoco, un Quijote que sorteó los molinos del hambre y soñó con la gloria torera hasta el suspiro final, su divina locura le llevó a no dejarse arrastrar por el oleaje y los gigantes del tiempo. Manolito Cielo – ¡precioso remoquete! – que sin saber hacer la o con un canutero de caña, era capaz y capataz de descifrar la vida de las estrellas del firmamento y todo el calendario con su santoral. El 18 de julio de 1936, hubo una lluvia de estrellas (las Perseidas o Lágrimas de san Lorenzo),
la gente le preguntaba, “Manolito, ¿porqué corren las estrellas?” y el vaticinio cierto del sabio del pueblo: “lo mismo vamos a correr nosotros”. Y saltó la guerra incivil. Juan Rarro (hijo de Manolito Cielo), de dura fisonomía pero de infinita ternura, y sus ojillos chispeantes lidiando el toro marrajo de la miseria, con su canastillo desvencijado donde cabía lo mismo un mendrugo de pan que la luna si fuera preciso. De personajes singulares de Alcalá se podría escribir el Espasa entero. Toda una almáciga de sentimientos –desde la luz y la sombra– conforma la reciente obra poética de Jorge Romero Vera: el amor imperecedero y sus cegueras que no cabe en el reloj; el deseo de ser artista para darle forma y luz a lo vivido o figurar el cuerpo amado; la impresionada belleza de la mujer y el canto al misterio de la inspiración; la deliciosa coplilla a la niña de las Viñas; la afición encendida por la tauromaquia y el siempre enigmático atractivo del totémico toro bravo; el aria triste que siempre marca la muerte de un hijo como una lágrima alargada y perenne; la explosión vital de la primavera; la Semana Santa con su clamor de saeta y el azahar blanqueando el vuelo de la golondrina; el deseo menos metafísico del acierto de una “buena primitiva”; el baile flamenco dando motete y rienda al temperamento sureño; el burrillo Platero con su pelaje evocador; el cante flamenco y sus razones incorpóreas; el canto a las tres madres: la Virgen de los Santos, la madre Isabel y la madre-hermana Sor María del Amor ( la inolvidable Julia, todo alma y corazón), una santa tangible y un océano de agüita clara, que vivió siempre desde su sonrisa iluminada y luminosa, desviviéndose por los demás. Julia allí arriba está, con su hábito de nube blanca, donde siempre será lucero de la mañana. El que suscribe quiere recordar a los demás hermanos de Jorge, de los que siempre tengo el buen recuerdo de sus calidades humanas y de la misma atmósfera vivida: Pepe, Felipe, Lutgarda, Julia (una adoración), Paca, Manolo, Santiago, Eugenio y Alfredo (al que rozo más en nuestra Alcalá, al fragor de una copita de buen vino y siempre nos vamos a la caza el tiempo perdido). Y
a Pepe Romero, el padre de todos, mediando con su bendito oficio de molinero, para convertir el trigo en pan.
Cualquier creación – un libro, en éste caso– es un puente abierto a la aventura del espíritu, donde lo que cuenta no es la llegada, el superobjetivo o la meta final, sino su apasionante recorrido, cada paso dado, cada instante vivido forma parte in pectore del vuelo de los recuerdos. Se podrá expresar los sentimientos mejor o peor; pero la fe y la entrega del autor siempre merece un respeto imponente.
Aunque distante en el tiempo pero parejo en el microcosmos alcalaíno, José Vera Fernández, ofrece una miscelánea de recuerdos con forillo amarillento y mucho latido familiar. Hombre natural, con más cultura en la sangre que en la academia, mimado por la ciencia infusa, de verbo pronto, ingenioso y ocurrente a más no poder. Capaz de improvisar como nadie el instante vivido a golpe de versos. Un doctorado de la vida y sus conjuntos. Basta con echar un vistazo a su obra escrita para palpar su escepticismo, fina ironía y a veces sarcasmo; veta brava, sal gorda y pimienta a granel. Salpicaduras de fatalismo árabe y hasta una gota de estoicismo senequista si es menester. Los avatares de la vida política desde la enérgica denuncia al encendido elogio; retratos entrañables del mismo pueblo y más allá del término; al caletre y gracia repajolera de Tío Pedro Vera, su primo, otro vate popular y trovero; los estragos de los malos gobernantes y la diatriba a los cambiantes de camisa o camaleónicos; humoradas, chuflillas y cuchufletas; la sempiterna brecha entre obreros y patronos: los pecados renuentes por exceso y por defecto de la sociedad; la defensa a rajatabla de la democracia; un corolario de dudas, rendijas, sinsabores y malos augurios sobre la marcha del país y su fiel reflejo en Alcalá ;retales y retazos de sentimientos contratados. Los desastres de la guerra contra el moro (el Rif); sobre la imperiosa necesidad de la cultura y el progreso; el socorrido y milenario pan y toros para distraer al pueblo de la lacerante realidad o para aventar los oscuros vientos de la
miseria; el incordio de la censura; el enigma de la flores; de la saeta, el pasodoble y el kirieleisón poniendo música de fondo; la solisombra de la monarquía y el socialismo; de la virtud de la monjas, siempre con sus almas en divino vuelo ; a la esposa María “una mujer juncal con todos sus pelendengues”; el sereno y el cartero( entre la noche y el día) avisando estrellas y noticias; el periódico anticaciquil El Castillo de Alcalá, dirigido por Manuel Sandoval, espejo y norte, incomodando y removedor de conciencias y diluyendo entuertos. El eclipse de sol y el vuelo del aeroplano; el himno a las Cortes de Cádiz, el ejército, el sindicato, el ayuntamiento, el campo, el casino, la cacería… Con el canto final al amor (y hasta al amor libre); a la vida y a la muerte que llega cierta. Todo esto y mucho más contiene la obra poética de José Vera. En definitiva el pálpito y prodigios de un pueblo amado y sufrido a compás de versos, ora desde la sonrisa ora desde la tristeza. Versos que suenan como el martilleo sobre el yunque según sople el fuelle y el ánimo; desde el quejío tragirrábico de la seguiriya a las alegrías de Cái. Al fin y al cabo, un libro es un trasunto de quien lo escribe, que exponiendo se expone al desnudar los sentimientos primarios o trascendentes. José Vera, con ésta obra ha puesto una estatua en su memoria fundida en papel y tinta. Nos ha legado éste retrato escrito en sepia de un Alcalá que también vivió a todo color y que por mor de éstas páginas sobreimpresionadas nos mirará siempre –desde las veredas del tiempo- con ojos que son al fin y al cabo nuestros mismos ojos. Cuando éste día de hoy, se vaya alejando… ya nos habremos convertido también en retratos fantasmas y serán otros los que nos miren desde el silencio hablador.
El que ambos autores, con éste libro, hayan trasladado sus gozos y sus sombras, seguro que habrá dado cumplida respuesta al lector interesado en ésta especie de crónica sentimental con acento y vida alcalaína – en dos tiempos– escrita en versos.
Antiguamente los chiquillos jugaban en la Alameda a pisarse las sombras. Por muchos pasos que se dieran la sombra era inabarcable, nunca tenía fin. ¿Qué sería del ser humano sin el reflejo de sus recuerdos?
Decía Juan Belmonte (el Pasmo de Triana) que “el toreo y todo en la vida tiene que tener poesía”. Una magnífica media verónica para rematar.
Jesús Cuesta Arana
Pintor y Escultor
El autor con el presentador y la Hermana Mayor del Beaterio Ana María Cordón, la concejala de Cultura Estela Sánchez
MANO A MANO EN LA AMISTAD
Antonio Casado Puerto con Jesús Cuesta Arana: la vida entera con la amistad intacta.¡¡¡Y lo que queda por lidiar y reir!!!...
Texto: Antonio Casado Puerto
Por unanimidad de todos los grupos presentes en nuestro Ayuntamiento, se ha aprobado la propuesta presentada por Izquierda Unida – Los Verdes para que se nombrara Hijo Predilecto de Alcalá a nuestro vecino y amigo Jesús Cuesta Arana.
Ésta es una noticia que sin duda alegrará al pueblo entero y que no hace sino reconocer la valía de alguien que vive entre nosotros de la forma más natural posible.
Yo conocí a Jesús cuando éramos unos adolescentes, a través de Ricardo Rodríguez (Ulloa, para los amigos) y recuerdo algunos buenos ratos de entonces.
Aun tengo colgada (y lo que le queda) en una pared de mi casa aquella pintura que Jesús me regaló, a medio terminar, realizada con una “técnica mixta”: óleo, bolígrafo bic negro y Kanfor marrón sobre una tabla (que resultó ser un tablero perteneciente a una cama vieja que ni Jesús recordaba de dónde había salido). Quedamos que yo lo invitaría a Ceuta y así él podría terminarla allí mismo, cosas ambas que evidentemente, nunca se hicieron.
Eran los tiempos de The Rangers Black, los bailes en el “Sindicato” y los paseos por La Playa.
Ha llovido mucho desde entonces y aquel chico aspirante a pintor, hoy es un artista con un prestigio reconocido y valorado.
Si todo va como está previsto, el nombramiento será público el año que viene, dándole su nombre a una de nuestras calles (por cierto ¿a cuál?).
Además, se programará una Semana Cultural sobre su obra en la que se desarrollará una exposición de sus obras en sus tres facetas de pintor, escultor y grabador.
Y se espera que a todos estos actos, acudan artistas de reconocido prestigio.
Aquí se queda mi felicitación pública y espero que 2011 sea el año Jesús Cuesta en Alcalá de los Gazules.
Un abrazo, amigo.
UN PASEO DE SEIS DÍAS POR MADRID CON LA MIRADA PUESTA A TRAVÉS DEL OBJETIVO DE UN MÓVIL
De vez en cuando, viajo desde el taller-estudio - mi querida soledad- de Pico del Campo en Alcalá de los Gazules (Cádiz) a Madrid. la atmósfera y vida de ésta gran ciudad,desde siempre actúa de germen inspirador en toda mi obra creadora. El variado muestrario de lugares y gente;escenas y costumbres, así como la sorpresa o el encuentro de las más variadas formas de vida y concepciones espirituales,siempre amparado por la curiosidad, me anima a inventar bien desde el barro o los colores o con el tecleo del ordenador nuevos universos, nuevos mundos que están dentro de éste, pero que ejercen un enigmático poder sobre la realidad de la fantasía o la fantasía de la realidad,según se mire.
Pasen y vean con sus ojos ésta mirada mía de Madrid y su latido, en unos días y en unas circunstancias concretas que va desde el silencio a la bulla, desde los sueños, la magia y el misterio de Chagall hasta el grito conjunto y callejero de una huelga. El relevo de la guardia real en el Palacio de Oriente. Desde la siempre inquietante escultura viviente hasta la fuerza arrolladora de una corrida de toros. Desde la cosmopolita Gran Vía a la doméstica taberna de Altonio Sánchez, desde la humildad de los santos en el escaparate hasta el escalofrío de la cruz de Cuelgamuros. Desde el Ángel Caído a la vida en bronce del Quijote y Sancho... Desde la finura del maniquí al grotesco personaje de barro, como un encantado Golem de andar por casa... El día y la noche con sus imágenes evocadoras.El contrapunto del arpa y el organillo. Como todo está en los libros, todo está en Madrid. En el Rastro es posible comprar hasta nuestra propia sombra,
JESÚS CUESTA ARANA,HIJO PREDILECTO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES
Texto: Antonio Casado Puerto
Por unanimidad de todos los grupos presentes en nuestro Ayuntamiento, se ha aprobado la propuesta presentada por Izquierda Unida – Los Verdes para que se nombrara Hijo Predilecto de Alcalá a nuestro vecino y amigo Jesús Cuesta Arana.
Ésta es una noticia que sin duda alegrará al pueblo entero y que no hace sino reconocer la valía de alguien que vive entre nosotros de la forma más natural posible.
Yo conocí a Jesús cuando éramos unos adolescentes, a través de Ricardo Rodríguez (Ulloa, para los amigos) y recuerdo algunos buenos ratos de entonces.
Aun tengo colgada (y lo que le queda) en una pared de mi casa aquella pintura que Jesús me regaló, a medio terminar, realizada con una “técnica mixta”: óleo, bolígrafo bic negro y Kanfor marrón sobre una tabla (que resultó ser un tablero perteneciente a una cama vieja que ni Jesús recordaba de dónde había salido). Quedamos que yo lo invitaría a Ceuta y así él podría terminarla allí mismo, cosas ambas que evidentemente, nunca se hicieron.
Eran los tiempos de The Rangers Black, los bailes en el “Sindicato” y los paseos por La Playa.
Ha llovido mucho desde entonces y aquel chico aspirante a pintor, hoy es un artista con un prestigio reconocido y valorado.
Si todo va como está previsto, el nombramiento será público el año que viene, dándole su nombre a una de nuestras calles (por cierto ¿a cuál?).
Además, se programará una Semana Cultural sobre su obra en la que se desarrollará una exposición de sus obras en sus tres facetas de pintor, escultor y grabador.
Y se espera que a todos estos actos, acudan artistas de reconocido prestigio.
Aquí se queda mi felicitación pública y espero que 2011 sea el año Jesús Cuesta en Alcalá de los Gazules.
Un abrazo, amigo.
UN PASEO DE SEIS DÍAS POR MADRID CON LA MIRADA PUESTA A TRAVÉS DEL OBJETIVO DE UN MÓVIL
De vez en cuando, viajo desde el taller-estudio - mi querida soledad- de Pico del Campo en Alcalá de los Gazules (Cádiz) a Madrid. la atmósfera y vida de ésta gran ciudad,desde siempre actúa de germen inspirador en toda mi obra creadora. El variado muestrario de lugares y gente;escenas y costumbres, así como la sorpresa o el encuentro de las más variadas formas de vida y concepciones espirituales,siempre amparado por la curiosidad, me anima a inventar bien desde el barro o los colores o con el tecleo del ordenador nuevos universos, nuevos mundos que están dentro de éste, pero que ejercen un enigmático poder sobre la realidad de la fantasía o la fantasía de la realidad,según se mire.
Pasen y vean con sus ojos ésta mirada mía de Madrid y su latido, en unos días y en unas circunstancias concretas que va desde el silencio a la bulla, desde los sueños, la magia y el misterio de Chagall hasta el grito conjunto y callejero de una huelga. El relevo de la guardia real en el Palacio de Oriente. Desde la siempre inquietante escultura viviente hasta la fuerza arrolladora de una corrida de toros. Desde la cosmopolita Gran Vía a la doméstica taberna de Altonio Sánchez, desde la humildad de los santos en el escaparate hasta el escalofrío de la cruz de Cuelgamuros. Desde el Ángel Caído a la vida en bronce del Quijote y Sancho... Desde la finura del maniquí al grotesco personaje de barro, como un encantado Golem de andar por casa... El día y la noche con sus imágenes evocadoras.El contrapunto del arpa y el organillo. Como todo está en los libros, todo está en Madrid. En el Rastro es posible comprar hasta nuestra propia sombra,
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