De Literatura, Toros y Flamenco en Vera
En torno a cuatrocientas personas abarrotaron el Teatro-Cine Regio de aquella localidad almeriense en una nueva convocatoria del muy activo y acreditado Foro Cultural Taurino
JUAN MIGUEL
NÚÑEZ
El toreo es algo consustancial a Vera y
su gente. En torno a cuatrocientas personas abarrotaron el Teatro-Cine Regio de
aquella localidad almeriense en una nueva convocatoria del muy activo y
acreditado Foro Cultural Taurino de Vera.
El epígrafe: I Velada de Literatura,
Toros y Flamenco. Y un libro por medio, el de "Juan Belmonte, por las
caras del tiempo”. Autor: el polifacético Jesús Cuesta Arana, escritor que
pinta también y moldea esculturas; y que desmonta las tesis del gran literato
Manuel Chaves Nogales, que escribió la que hasta ahora se conocía como
biografía por excelencia del Pasmo de Triana.
Nada que objetar a la buena pluma de
Chaves Nogales -advierte Cuesta Arana-, si no fuera por la excesiva carga de
imaginación que pone en algunos relatos, y que el propio Belmonte se ocupó de
desmitificar hablando con sus allegados, entre ellos su hermano Rafael, médico,
a quien se cita mucho en el libro, ya que el autor ha dialogado con él en
profundidad, a la postre para sacar a relucir la verdadera historia del genial
torero.
Cuenta el doctor Rafael Belmonte que
"le hacía gracia” a su hermano que se dijera de él que "cruzaba el
rio para ir a torear” (él, ¡que no sabía nadar!). Y tampoco estaba de acuerdo
con la invención de Chaves Nogales de que para hacer la luna se alumbraba con
unos faroles, "una escena que le parecía ridícula".
Lo más transcendente que dice Cuesta
Arana contra los argumentos de Chaves Nogales, trata de las últimas horas de
Belmonte, que -está comprobado- murió por suicidio, pero no por ningún
desengaño o impotencia de amor como se ha dicho, si no porque le temía al dolor
y al sufrimiento en la vejez; lo que de pronto barruntó, cuando una simple
hernia de hiato le hizo sangrar con abundancia en un movimiento brusco yendo a
caballo. Ahí -cree su hermano- Juan se dijo "¡¡esto no es para mí!!”, y se
acabó.
Hubo elocuentes palabras de Manolo
Vázquez, hijo de Pepe Luis, el Sócrates de San Bernardo, que toreó mucho con
Belmonte y escribió un sentido prólogo del libro.
Habló el presidente del Foro Cultural y
Taurino de Vera, José María Ledesma Navarro, para defender la idiosincrasia de
"la Fiesta".
Una feliz intervención, la del alcalde
de Vera, Félix Mariano López Caparrós, instruido aficionado, que ensalzó las
virtudes toreras de Belmonte y su inquietud por la cultura, como lo prueba la
estrecha relación que mantuvo con los intelectuales de su época.
Hablaron asimismo los toreros de la
tierra, conocedores, a través de lecturas e imágenes, de la proverbial
filosofía belmontista. Los Antonio Márquez, José Olivencia, Jesús Almería,
Alejandro Carmona y Juan Caparrós, dejaron constancia de la influencia de
Belmonte para la disposición del toreo actual.
Y como Juan fue un apasionado de lo
flamenco, se recordó ese apego a base de cante y baile. Todo muy puro y muy
hondo.
Menuda la que se formó en el Regio, con
la notable presencia del colectivo gitano. Los leales y legales gitanos de Vera
y de la zona, que tras los artistas anunciados tomaron el escenario para
participar asimismo en el sarao.
Al cante, Paco Peña, torero-cantaor, con
Paco Fernández "El Fragüero” a la guitarra, las palmas de Joselillo y del
propio Manolo Vázquez.
Por cierto, es este hijo de Pepe Luis un
palmero inigualable, que también canta y baila, aunque estas dos últimas
cualidades se las reserva más para los ambientes más íntimos; como la de
torear, pues además -sería obligado en un hijo del "Sócrates"- Manolo
también torea y de qué manera; siempre en el campo, eso sí, con un estilo y
personalidad de mucha, mucha grandeza.
Y la guinda en el escenario, el no va
más al baile de la internacional Anabel Veloso. Qué artistaza Anabel. Bailó,
con la voz y la guitarra de los dos Pacos, Peña y Fernández, una cantiña
rematada por bulerías de Cádiz de tío Espeleta.
Todo muy sentido por ese desgarro
inherente al cante y al toreo. Taranta, cartagenera, fandango natural y bulería
pá Paula. ¡¡Y el fin de fiesta, ya
con media Vera de gitanos en el escenario!! Aquello fue el acabose.
La voz del genial Paco Peña con el
rasgueo de guitarra de Paco Fernández. Y el lenguaje corporal de Anabel Veloso,
con el ritmo que imprimen sus manos y pies, sus hombros y caderas; la hondura,
el sabor y el color de lo flamenco.
Peña, como Anabel y los demás
componentes del cuadro, "se rompieron".
Ahí quedó el eco de la taranta, cante de
tanta gravedad y textura, de mucho compás; severo y asolerado.
La taranta, cante de las minas. Por
cierto, estaban también esa noche en Vera, Juan Carlos López, director del
Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión; y el eminente
flamencólogo Pepe Castillo Abreu, que, impresionados por el nivel del
espectáculo y la sensibilidad del auditorio, al acabar la velada decidieron
nombrar a Vera sede de una de las pruebas selectivas para su próximo Festival.
La taranta refleja la dureza de la mina.
Tan difícil cante que el Premio del Festival de La Unión se considera "el
Planeta" del flamenco. Y así, la "Lámpara Minera", máximo
galardón de este certamen, es una lanzadera que consagra a quien lo consigue.
Una última observación: a Paco Peña,
gran torero de plata ya retirado de los ruedos, no hace tanto se lo rifaban las
figuras del toreo en las mejores cuadrillas, porque es una suerte que con la
magia y el poderío de su capote, y la seguridad con "los palos",
llevar también en la furgoneta una voz y un sentimiento como los suyos.
Casi ná
la que formaron en Vera esa noche el libro de Belmonte y los flamencos.
La mesa estuvo nutrida por personalidades muy versadas en la Literatura,el Flamenco y el Toreo.
El moderador Núñez intercambia impresiones con Cuesta Arana
Juan Miguel Núñez (Ex je fe de la agencia EFE),actuó de moderador con profesionalidad y brillantez
El Alcalde de Vera Félix Mariano López Caparrós, acogedor y excelente en todos los aspectos, apostó al máximo por éste acto, con Jesús Cuesta Arana. Su intervención engrandeció la noche,no solamente por sus sobrado entendimiento en Tauromaquia sino por la elocuencia expositiva a la hora de cerrar tan exitoso acto. Un alcalde,si señor, muy comprometido con la Cultura. Un brindis y un aplauso por él. No es de extrañar que los veratense lo quieran tanto.
Manolo Vázquez, (Lolo), hijo de Pepe Luis, sembrado toda la noche.Un hombre tocado por la gracia y la sabiduría.
Juan Caparrós, torero inolvidable de la tierra. Excelentísima persona. Todo un derroche de elegancia y calidad.
Antonio Márquez,matador de toros de Almería. recordó entre otras cosas,sus vivencias con Jesús Cuesta Arana cuando ambos eran maletillas por la Ruta del Toro gaditana.
José Olivencia, extraordinario torero veratense. Versó, con mucha propiedad, sobre su concepto del Toreo.
Jesús de Almería, magnífico torero, de alta calidad humana y de gran valía, que merece una mayor atención de la afición. La suerte puede cambiar.
Alejandro Carmona,otro torero de Vera,para el álbum de la tierra. Ahora en la docencia taurina.
José María Ledesma, Presidente del Foro Cultural y taurino de Vera. Un paradigma de organización y atención.
Unas instantáneas del cantaor torero Paco Peña. El ecijano lo soplaron los duendes y sembró de duende todo el ambiente. Inconmensurable toda la noche. Un artista de ahora respetando las viejas raíces. Le toma los vientos al cante porque lo siente de verdad. Un artista divino con voz rajada y mucho soplo interior.
Paco Fernández, gitano de fragua, largo y enciclopédico con la guitarra,no se le resiste ningún toque,ya sea en los cantes troncales,como en los festeros o derivados. Las seis cuerdas le acandela el alma. Serio y grave como los grandes. Mágico. Con mucho compás y misterio.
Manolo Vázquez (Lolo),tan torero y tan flamenco. Dando compás que de eso la madre lo parió bien despachado. Un espíritu rico en ventura. Un verdadero retrato sureño, a pesar de lo rubio, con mucha poesía y estado de gracia. El padre pasó a la Historia como el Rubio de san Bernardo, no hubo nunca un torero con más ángel. Y eso se hereda.
Anabel Veloso, demostró porqué es una figura del baile. Belleza. Gracia,Hondura Duende,Descaro flamenco, Etérea y pegadita a la tierra. Cumbre es la palabra. Supo compaginar a la perfección lo viejo con la modernidad. Clásica y fresca como las fuentes antiguas. Emociona emocionando.
Esa expresión y esa fisonomía lo dice TODO.
Fin de fiesta por todo lo alto con mucho sabor y gitanería
Manolo Vázquez (Lolo).al baile ¡Un respeto! Un gitano le gritó : " ¡ Eso es arte !" "¡Viva tu sangre!"
La Mora ¿Se puede ser más bella y más calé?
Anabel Veloso, Paco Peña y Miguel Chibancas, un rey emperador de los gitanos, de excelente trato y simpatía arrolladora.
Anabel, Lolo, Paco, Jesús y Pepillo, un palmero de vitola y categoría para repartir. Una persona discreta a más no poder. Pro compás hasta en los andares.
Aspecto de las butacas del Teatro Regio de Vera, unos minutos antes de empezar el acto. Casi se llenó al final.Un entradón.
Grupo de invitados al acto con categoría.juventud y solera.
En primer lugar el excelente periodista murciano Pepe Castillo Abreu, Ángel Bienvenida (hijo de Antonio Bienvenida),Jesús Cuesta Arana,Paco delgado,Paco Peña, Juan Ronda, Francisco Torres Jerez (matador de toros almeriense), Anabel Veloso,Antonio Almécija (autor de este reportaje gráfico),Juan Miguel Núñez, Marquitos y Olivencia.
Xei,un japonés flamenco con una gracia descomunal y arrollador de simpatía y espontaneidad,con Ángel Bienvenida y Marquitos un personaje de libro con una vida donde se han marcado todos los colores.
Juan Ronda con Ángel Bienvenida.
Anabel,agradeció el detalle de la mejor manera:bailando
El autor del libro recibe de manos del alcalde la placa,Una creación original realizada a mano en los talleres ASPRODALBA (Asociación para la promoción de las personas con discapacidad intelectual del levante almeriense).
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